
En la introducción de su libro "La Anatomía en la Biblia" escribe: "Nos es fácil a los creyentes ver Su mano (de Dios Creador) en los graves acontecimientos, pero a veces, nos parecen incompatibles con Su grandeza tantos sucesos de menor cuantía que forman el vivir cotidiano. Y...sin embargo, si El mismo nos ha dicho que nuestros cabellos están contados y que no cae un gorrión sin que El lo disponga, hemos de admitir Su acción en los mas pequeños sucesos, aunque nos veamos tentados a atribuirlos, no a la Potencia, que creó los mundos, sino a leves juegos con que entretiene su descanso. Que no en vano hemos de concebirlo como el Eterno Joven"...