
Le gustaba el mundo del automóvil. Nunca tuvo lo que podríamos decir hoy decir un “último modelo” o un coche deslumbrante. Antes bien, heredó en una ocasión uno de su hijo Juan Luis. Era normal que recorriera Valencia con un “seiscientos” que compartía con su mujer, que también aprendió a conducir. Cuando le tocó retirarse lo hizo a la menor insinuación de sus hi...